Visita que no es tan visita, nos entrega un texto que costó en llegar jajaja, y aprovecharemos que el tema no está en boga para sacarlo de bajo del tapete y se replanteen las cosas.
Cuando camino por las calles, hablo con gente, escucho la radio, veo televisión o me conecto a las redes sociales todo lo que veo y escucho está relacionado con el mundial, lo que considero que puede estar bien, después de todo es lo único interesante que está pasando hoy. Esto también conlleva escuchar, hablar, ver y “sentir” la pasión por la roja, no digo que esté mal pero no lo entiendo, cuando juega Chile todos son fanáticos y el país es lo más grande que existe y todos darían la vida por él.
Siempre
he dicho que me gustaría ser creyente de una religión, sentir ese fanatismo y
bienestar. Bajo esa misma lógica me gustaría creer en la selección, me gustaría
sentir esa pasión inexplicable, pero algo en mi no me lo deja. No puedo sentir
pasión por un país el cual no tiene los mismos valores que yo, no puedo sentir
pasión por un país que no piensa en las personas, no puedo sentir pasión un
país en el cual la educación de sus ciudadanos está regida por la cantidad de
plata que una persona tenga, no puedo sentir pasión por un país en el cual las
personas dependiendo de su orientación sexual son tratadas distintas, no puedo
sentir pasión por un país que tras cada partido deja la caga’ en Plaza Italia,
no puedo sentir pasión, simplemente no puedo, quiero, pero no puedo. Por eso
mismo digo, me gustaría creer en la selección, me gustaría poder olvidarme de
todo eso con solo ver un partido de fútbol pero no puedo.
Quizás
la respuesta más lógica a todo esto es, ándate a vivir a otra parte. No es eso
lo que quiero, quiero ver a Chile ser el país que quiero que sea, creo que
puede serlo y quiero verlo transformarse en ese país. Cuando ese día llegue,
apoyaré a la selección y diré con orgullo, esos son chilenos, yo soy chileno y sentiré la pasión al ver a los jugadores que
representarán a MI PAÍS.
-R
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